Jesús Toledo
Me paré de la cama a contestar el teléfono celular. Era como la media noche. Un amigo me informó que una joven se había tirado de un puente y pedían rápido la intervención de los paramédicos. No sabían en qué estado se encontraba. Terminé de vestirme, tomé mi cámara, una libreta y un lapicero; después abordé mi motocicleta y acudí al servicio. Al llegar y tomar la primera foto, lo único que conseguí, es que la joven que se había tirado me “pegara” una carrereada hasta que la autoridad intervino para detenerla.
Mientras forcejeaba y trataba de quitarse a los policías para mal encararme, me insultó, me recordó todo el 10 de mayo y hasta me hizo la famosa “Britney señal”.
Había ya transcurrido casi media hora de que salí. La joven Diana Escobar López de González, de 20 años, continuaba molesta conmigo. Pero la entiendo. Estaba bañada en agua de “caca”, golpeada y dicen los “polis” que hasta drogada, pero ella se mantenía erguida y no perdía la fe en zafarse de los uniformados para arremeter contra mi persona.
Faltaba poco para la una de la madrugada. Una hora antes, dicen algunos taxistas que la vieron pelearse con su pareja. Por cierto, era mujer. Luego, se acercó al puente y montó el barandal y se puso del otro lado. Inmediatamente la vieron cuando se dejó caer y apareció flotando al otro lado.
La joven fue rescatada por elementos municipales y estatales, quienes esperaban ya a una ambulancia de Cruz Roja, para que los paramédicos la valoraran.
Dicen algunos testigos que la joven trabaja o trabajó en un bar ubicado en la Décima Poniente, entre Avenida Central y Primera Norte, a donde llegan los “compadres” y amigos a festejar.
Al final, la joven tuvo que ceder ante la petición de paramédicos para que estos la valoraran. Aun molesta, se dejó valorar en una camilla y luego la trasladaron a la benemérita institución.
Nota del día miércoles 28 de julio de 2010
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