martes, 29 de junio de 2010

Asesinan a candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas


EL SOL DE TAMPICO


Ciudad Victoria, Tamaulipas.- La muerte del candidato de la coalición “Todos Tamaulipas” del Partido Revolucionario Institucional, Nueva Alianza y Partido Verde Ecologista, Rodolfo Torre Cantú, fue confirmada, luego de ser víctima de un atentado por el crimen organizado cuando se dirigía al Aeropuerto de Ciudad Victoria, a la altura del kilómetro 9 de la carretera Soto La Marina.
En el lugar de los hechos se registró también el deceso de cinco personas más; Enrique Blackmore Smer, Dante Quiroz, David Castelo, Gerardo Sotero y Aurelio Balleza, informándose que Alejandro Martínez, quien fuera secretario particular de Rodolfo Torre Cantú, hasta el momento se encontraba siendo intervenido quirúrgicamente en el Hospital General, pero el pronóstico no es muy halagador, reportándose además varios heridos, entre éstos, Enrique de la Garza Montoto, hermano de Laura de la Garza de Torre, quien según información no confirmada se encuentra herido gravemente.
Hasta el momento se está en espera de que las autoridades correspondientes den a conocer información oficial de lo ocurrido.
Rodolfo Torre Cantú se dirigía al Aeropuerto de Ciudad Victoria, de donde volaría a la ciudad de Matamoros, donde sostendría una reunión con periodistas, para más tarde realizar un acto de cierre de campaña en Valle Hermoso.

Reacciones
El dirigente estatal del Partido del Trabajo (PT), Alejandro Ceniceros Martínez, condenó el lamentable atentando en que perdiera la vida el candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torres Cantú, ocurrido ayer por la mañana.
A nombre de su partido y de sus candidatos, Alejandro Ceniceros Martínez tendió sus más sentidas condolencias para la familia Torré Cantú, y a las familias de quienes acompañaban al candidato, entre ellos el diputado local Enrique Blackmore, Alejandro Martínez, Dante Quiroz y David Castelo, también victimados en el lugar.
“Condenamos totalmente este crimen, y exigimos que se aplique una justicia pronta y expedita”, dijo el dirigente el PT tras lamentar que este hecho es una muestra de una situación grave de inseguridad por la que atraviesa Tamaulipas.
Culpó al gobierno federal por no poder con el paquete de brindar seguridad a la ciudadanía, además en el plano estatal los encargados de seguridad pública no han sabido trabajar en corresponsabilidad con la federación.
“Nadie puede tapar el Sol con un dedo”, sostuvo, al considerar que la gente se siente atemorizada, pero por ello y más que nada debe salir a votar el 4 de julio para exigir en las urnas sus demandas y necesidades.
Indicó que tras este hecho lamentable, el PT suspenderá sus actividades de campaña, en señal de duelo y pésame a la familia Torre Cantú.
Por su parte, el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), a una diputación por el XV distrito electoral en Victoria, Félix Mezquitic Montoya, envió su más sentido pésame a las familias de los acaecidos en el terrible atentado en que murió el candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú.
Félix Mezquitic Montoya consideró como un hecho trágico, porque a nadie se le desea mal, y que como consecuencias de este suceso, la gente podría sentir temor a salir a votar el próximo 4 de julio y a no creer más en los partidos políticos.
“Todo ha fallado, la política nacional, el gobierno federal ha hecho mal las cosas, y eso fue mas evidente el año pasado el 6 de julio, cuando se noto el robo de casillas”, de ahí se ve la situación lamentable por la que atravesamos”, aseguró.
Dijo que hoy más que nunca la gente clama seguridad e igualdad por sus familias, porque sienten temor a salir a la calle.
El Partido Acción Nacional Municipal (PAN) de este ciudad capital, se unió en el pesar de las familias de quienes perecieron en el trágico atentado ocurrido ayer por la mañana sobre la carretera Victoria-Soto La Marina cuando pretendían llegar al Aeropuerto “Pedro J. Méndez”, para viajar a Matamoros y Valle Hermoso, municipios donde el candidato Torre Cantú realizaría sus cierres de campaña.
Lina Santillán, en calidad de dirigente municipal del albiazul, también condenó este crimen y exigió a las autoridades aplicarse para esclarecer pronto este atentado.
Añadió que Tamaulipas atraviesa por una situación grave y es que cada vez el clima de inseguridad es más severo.
“Nosotros exigimos que este hecho se esclarezca de una manera pronta y expedita”, concluyó.

lunes, 28 de junio de 2010

El crimen de La Peralvillo

FRANCISCO MACÍAS


Tres individuos agredieron con arma blanca a padre e hija, violaron a la joven y, finalmente, arrojaron los cadáveres en un pozo de la calle Constancia, colonia Peralvillo; luego saquearon una tenería y trataron de vender varias pieles, pero fueron arrestados.
Uno de los presuntos homicidas creía en la comunicación con los espíritus; le habrían dicho que lo iban a fusilar y, cuando la policía iba a trasladarlo de la Jefatura de Policía a la Penitenciaría, se arrojó desde el segundo piso y murió instantáneamente en la planta baja del edificio, ubicado entonces en Revillagigedo e Independencia, a unos metros de la Alameda Central.
El doble homicidio fue descubierto el miércoles 19 de julio de 1933, o sea 34 años después de la fundación de la colonia Peralvillo, cuyas primeras casas se edificaron en 1899, en unos predios propiedad de Carlos David de Ghesst, denominados San José o Cuartos de la Cuchilla del Fraile, que serían el núcleo urbano de Peralvillo.
En la calle Constancia 101 (entre Bethoven y Ricardo Castro) existía un corralón con un pozo en el fondo, donde estaban los cuerpos de Justina González y su padre, Francisco González Lugo.
El progenitor de la atractiva joven presentaba dieciséis heridas provocadas con arma blanca, una de las lesiones casi lo decapita: Justina tenía heridas de cuchilla y evidentes señales de estrangulación, aparte de resultar víctima de agresión sexual.
Dos horas después de rescatar los cadáveres fueron arrestados los hermanos Jesús y José Abrego Paredes, así como el portero Luis Castro, por agentes de la Comisión de Seguridad, antecedente del Servicio Secreto.
Numerosos curiosos se arremolinaron en la calle Constancia, y muchos treparon a las azoteas contiguas, para presenciar la búsqueda de mayores indicios por parte de los expertos en criminalística.
Se relata que como a la seis de la mañana un grupo de trabajadores fue reuniéndose frente a la tenería, que hacía apenas seis semanas había adquirido Francisco González. El policía 467, Felipe Alverde González, quien estaba de servicio en las calles Toltecas y Peñón, dio aviso al agente del Ministerio Público de la primera delegación, Manuel Fernández Boyoli.
Acompañado del comandante Gastón Vaca Corella y el practicante de Medicina, Luis Puig Pizarro, así como del profesor Benjamín Martínez, jefe del laboratorio de criminalística y su ayudante Ramón Olvera, el licenciado Fernando Boyoli entró a la tenería por angosta horadación que había en uno de los muros del corral. El sitio medía ciento cincuenta metros de largo por treinta de ancho y tenía acceso por Constancia 101; sobre el lado derecho estaba la pieza del portero Luis Castro. En otro cuarto había herramientas viejas y trozos de pieles, en seguida estaba un tejado bajo y varios tanques donde se lavaban pieles. Por otro lado, había un horno y otro cobertizo donde estaban la maquinaria y utensilios que se usan para curtir pieles diversas.
Muy cerca de una barda que limitaba el corralón estaba el pozo con los cadáveres. Padre e hija portaban ropas negras, llenas de lodo; el traje del occiso tenía las bolsas volteadas como señal inequívoca de saqueo. Luis Castro, el portero, y su familia, habían escapado a toda prisa, sólo dejaron objetos inservibles.
Obviamente también faltaban los operarios José y Jesús Abrego Paredes, hábiles en el manejo de los desbinzadores, filosas cuchillas en forma semicircular que utilizaban para raspar pieles y quitarles asperezas. El hilo del teléfono estaba cortado y había documentos en desorden.
José Langenaure, peletero que regenteaba un establecimiento en Jesús Carranza 14, dijo que el domingo 16 de julio de 1933, pagó a González Lugo cerca de trescientos pesos por varias pieles que le entregó puntualmente el desaparecido. Y quedaron de acuerdo en comerciar otras pieles acharoladas, con valor de 400 pesos que finalmente fueron a parar en favor de los asesinos.
Hacía seis semanas que los González habían llegado procedentes de Xalapa, Veracruz, para comenzar a administrar la tenería. Por su ropa, el comerciante aparentaba no poseer bienes, pero por sus manos pasaban buenas cantidades de dinero con el que compraba pieles, las curtía y vendía preparadas y listas para su industrialización.
En el horno la policía encontrón zapatos, almohadas y ropas humeantes aún. Por su parte, los detenidos en la Jefatura de Policía, reconocieron ser trabajadores de la tenería, donde Luis Castro los recibió para decirles que el señor González deseaba que entregaran pieles en la colonia Obrera.
Ante el jefe de las Comisiones de Seguridad, José Viera Fernández, los hermanos Abrego Paredes culparon al portero Luis Castro, quien fue capturado poco tiempo después, por animarlos a matar a padre e hija.
Los Abrego residían en Penitenciaría 72 (cerca de la prisión de Lecumberri, inaugurada por el general Porfirio Díaz, el 29 de septiembre de 1900) y dijeron que de tiempo atrás estaban obsesionados por encontrar un tesoro, que suponían enterrado en un lado del pozo. De hecho, Francisco González al comprar la tenería se enteró de la búsqueda y dio permiso al trío para que sacaran el oro y la plata enterrados a principios del siglo XX, y así fue como la noche del martes 18 de julio de 1933 los tres continuaron la excavación, mientras la curiosidad se iba apoderando de Francisco González...
El dueño del negocio tomó su cena en compañía de su hermosa hija y luego, sin que lo llamaran, fue hasta el pozo para ver cómo avanzaban los trabajos. En los momentos cuando se asomó, el portero Luis Castro le tiró un golpe con el “desbinzador” en el cuello de Francisco González, quien cayó pesadamente hasta el fondo de la excavación. Uno de los hermanos y Luis clavaron hasta catorce veces un arma blanca en el ya fallecido comerciante, “para asegurarse que no saliera vivo”.
El mismo portero vació los bolsillos del negociante en pieles; en un libro tenía Francisco no menos de 300 pesos en billetes; algunas monedas de oro y otras de plata complementaron el botín de los asesinos.
El portero pidió a José que llamara a Justina, y acompañado de Luz, la esposa de Luis, le dijo que su padre le llamaba para que “viera al muerto”.
En parte temerosa, pero animada de curiosidad, quizá pensando en que el tesoro había sido descubierto, Justina fue a su perdición, pues fue sorprendida por el trío y estrangulada para que “no los denunciara”.
El violento Luis Castro Ortega, no conforme con ver sin vida a la chica, según la primera investigación, tomó una soga y la ató en el cuello de Justina, para que “de una vez quedara sin resuello”...
Hasta ahí “confesaron” los detenidos, pero se olvidaron de relatar las humillaciones sexuales a que habían sometido a la joven, lo que fue confirmado a través de la necropsia.
El dinero fue para el portero y las pieles que valían 400 pesos, para los hermanos Abrego, quienes inmediatamente las ofrecieron en la colonia Obrera, sin contar con que el cliente sospecharía y no haría trato, a pesar que Leonardo Vázquez era cuñado de Luis.
José Abrego dijo ser originario de Guanajuato, como su hermano Jesús, y que Luis los había ilusionado con el cuento del tesoro enterrado, “las excavaciones las suspendimos un tiempo, porque los espíritus me dijeron que dejara descansar en paz aquel dinero”.
No supo explicar cómo se comunicaba con “los espíritus”, pero comentó que “hacían boruca en su cabeza” y, el martes, el mismo “don Pancho” le dio dinero para que comprara licor y se animara a seguir cavando, esta vez sin miedo a los fantasmas.
Una vez que tomó “marranilla” bajó al pozo y encontró muchos monitos de barro, como los que existen en los museos; se trabajaba a la luz de las velas y, de pronto, “el cuerpo de don Pancho cayó de cabeza junto a mí, entonces bajó Luis y le clavó varias veces un cuchillo”...
José no se animó a denunciar al portero, “porque tenía miedo de que matara a Jesús”.
El trabajo policiaco fue redondeado con la captura de Luis Castro Ortega y su mujer, Luz González Sánchez. Fueron los agentes Pedro Alba González y Andrés Medina Navarro quienes localizaron al prófugo en un jacal, en lo más abrupto de la serranía cercana al rancho de Mazapa, jurisdicción de Xalatlaco, Estado de México.
La pista surgió en las calles Cobre y Atotonilco, domicilio de Margarita González López, familiar de Luis Castro, y donde se había refugiado Luz González Sánchez, esposa del portero. A caballo fueron los detectives en cuanto se terminó la carretera y, con auxilio del presidente municipal del lugar, José González, dieron con el jacal... desde donde les disparó con escopeta Luis Castro Ortega.
El homicida arrojó a un lado la escopeta y una pistola sin balas y les dijo a los detectives que “una vida tenía y con ella pagaba, lástima que no poseyera más cartuchos.
Yo soy hombre y no me rajo. La única súplica que les hago es que me maten aquí en este rancho”.
Luz González de Castro, con un niño de quince días de nacido, estaba aterrada por la posibilidad de una “ley fuga” contra su marido.
Luis Castro era un antiguo leñador, chaparro y fuerte. Pero culpó a los hermanos Abrego como instigadores del doble crimen y violación colectiva.
“El señor Francisco cayó en el pozo y Jesús le arrojó un cuchillo a José para que lo rematara, yo solamente le di dos cuchilladas, aunque el primer tajo se lo di en el cuello”...
En cuanto a la agresión sexual, “los hermanos no la respetaron ni después de muerta, primero la estrangulamos y luego le hicimos algunas cosas junto a los tanques de lavado”. Luego se tomaron el jerez que don Francisco había comprado para celebrar el cumpleaños de Justina, que era al día siguiente de los hechos sangrientos; apenas iba a cumplir 17 años.
El horno “lo prendieron ellos, yo no sé por qué”, pero quemaron algunas ropas dizque para no dejar huellas de algo”. Al escapar de la ciudad de México, donde dejó en la calle Cobre a su esposa, salió rumbo a Toluca, Estado de México; en Lerma lo sorprendió la noche y se quedó a descansar bajo un portalito, pero llegó la policía de ronda y lo llevó a la Comandancia, donde le quitaron 104 pesos que había obtenido como botín en el doble crimen.
Por su parte, Luz González Sánchez, capitalina atractiva, dijo llevar siete años al lado de Luis Castro, quien de vez en vez le daba mala vida. El era leñador en el rancho Mazapa, donde vivieron largo tiempo, hasta que consiguió empleo como portero en la calle Constancia, colonia Peralvillo. Luz afirmó que espantaban los fantasmas en la casa y, por ello, se creyó que había un tesoro escondido. La misma Justina decía “haber visto brujas y diablos”.
Incluso cuando cayó en la emboscada, Justina supo que habían “encontrado el dinero” y le dijeron los asesinos que “llevara varias bolsas grandes para guardarlo”.
Cuando los hermanos saltaron sobre la hermosa chica, Luz corrió y comenzó a gritar, pero los Abrego la amenazaron con violarla también si continuaba escandalizando.
Luis parecía loco y golpeó a su mujer, para enviarla a la portería. Suponía la señora que los tres se turnaron para atacar a la indefensa muchacha, aquel triste día de julio de 1933...

domingo, 27 de junio de 2010

Asesinan al cantante grupero Sergio "el Shaka" Vega


AP

Sinaloa, Culiacán.- El cantante Sergio Vega fue asesinado a balazos el sábado por desconocidos que lo interceptaron cerca de la ciudad Los Mochis, Sinaloa, según informes oficiales.
Martín Gastelum, vocero de la Procuraduría de Justicia del estado, dijo a la AP que el cantante manejaba un auto Cadillac rojo y supuestamente llevaba al hospital a un hombre previamente herido de bala en un incidente separado.
Las autoridades dijeron que al alcanzar el auto que manejaba Vega, casi a la altura de una caseta de peaje, un grupo de hombres a bordo de otro auto le descargaron más de 30 balazos.
Vega debía ofrecer un concierto la noche de este domingo junto a otras agrupaciones, el que fue cancelado.
Ana Luisa Gómez, representante de Sergio Vega, lamentó el asesinato. La representante informó que el cuerpo de Vega será despedido en Ciudad Obregón, que es donde nació el cantante. En la ceremonia, cuya fecha no se especificó, su Banda La Carbonera tocará las canciones que a él más le gustaban.
"Lamentablemente han truncado su carrera en un momento muy especial porque estaba por salir a la venta su disco 'Millonario de amor', primer material grabado en vivo y Sergio no va a alcanzar a ver el éxito que éste va a tener", indicó.
Vega nació en Ciudad Obregón y en la década de 1980 se mudó a Estados Unidos. Allá comenzó a cantar junto a sus hermanos en una agrupación que se dio a conocer como Los Hermanos Vega.
El grupo luego se llamó los Reyes del Norte y más tarde se convirtieron en Los Shakas del Norte.
Entre 2001 y 2003 el Shaka tuvo problemas de adicción al alcohol y drogas, y a consecuencia de eso, tuvo un paro respiratorio.
"Me vi muy, muy, muy mal. De hecho me morí un rato... Hay que tenerlos muy bien puestos y grandecitos para retirarse de todo eso", dijo en mayo de 2006 cuando presentó su álbum "Plaza Nueva".
"Es algo de lo más horrible, terrible que ha vivido Sergio Vega en toda su vida y cualquier persona que le pase eso, es algo que no vive uno... así que no a las drogas, por la familia, por el trabajo", señaló entonces.
Vega tenía al menos 18 hijos, según él mismo reconoció en esa ocasión.

lunes, 21 de junio de 2010

Apedrean patrulla de Tránsito del Estado

  • Habitantes de la colonia Emiliano Zapata (colonia sin ley), retuvieron por más de una hora a cuatro agentes estatales
Jesús Toledo

Una patrulla de la Policía de Tránsito del Estado, adscrita a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC), fue apedreada por habitantes de la colonia Emiliano Zapata, situada al lado nororiente de Tuxtla Gutiérrez, cuando intentaron ingresar para brindar apoyo a una persona que al parecer se encontraba desmayada.

Al principio dos patrullas habían acudido a la emergencia. Las dos unidades, una marcada con el número económico 1040 y la segunda 320, fueron requeridos en “la colonia sin ley”, ubicada en las faldas del cerro del lado norte de esta ciudad, tierra que pertenece a la Reserva Ecológica Cañón del Sumidero.
Cuatros agentes, dos en cada patrulla ingresaron a la colonia en donde los habitantes los detuvieron. Estos les aseguraron que no podían pasar sin su permiso.
La unidad marcada con el número 320 se detuvo para evitar cualquier rencilla, pero la patrulla 1040 no se detuvo y metros más adelante los pararon a la fuerza. Uno de los agentes de esa unidad empezó a insultar a los colonos e hizo que iba a sacar su pistola, por lo que varias personas empezaron a apedrear a la patrulla.
Los parroquianos sacaron a los dos policías y detuvieron a los otros dos de la otra unidad y los retuvieron por más de una hora dentro de la colonia. Entre los agentes detenidos estaban Leonardo Caballero de los Reyes, Carlos Enrique Aguilar Cuesta, Humberto López Hernández y José Félix Gómez Méndez.
Mientras estaban retenidos, uno de los patrulleros que entró por la fuerza a la colonia dijo presuntamente que venía destacamentado de Tapachula y que desconocía que alguna colonia actuara así.
Varias patrullas de la Policía Municipal y Policía Estatal Preventiva (PEP), acudieron a la colonia, ingresando por el Kilómetro 4, pero se mantuvieron lejos del percance.
Cuando los agentes fueron liberados al igual que las patrullas, se percataron que uno de los radios Matra, que ellos manejan, se había perdido, pero nada pudieron hacer para recuperarlo.

domingo, 20 de junio de 2010

El Chacal de Tacubaya


Francisco Macías
La Prensa


Con su navaja de barbero, Santiago Rodríguez Silva, originario del estado de Guanajuato, gráfica inferior izquierda, mató a tres mujeres en el interior de la peluquería La Flor de Oaxaca, en la Colonia Escandón, perímetro de Tacubaya. A raíz de este caso la sociedad de 1934 bautizó al asesino como “El Chacal de Tacubaya” o “El Matador de Mujeres”.
En una masacre similar, 6 años antes, el asesino dio muerte hasta al perico hablantín para que no lo denunciara; la segunda ocasión un loro se salvó porque se ocultó tras unos muebles, mientras el criminal tiraba golpes con su navaja libre de peluquero, con la que había abatido a tres mujeres en un inmueble de las calles de Patriotismo, colonia Escandón, Distrito Federal.
Al primer multihomicida (Luis Romero Carrasco) le fue aplicada la ley fuga cuando viajaba en un ferrocarril, a la altura de Tula, Hidalgo.
Al segundo le “concedieron” el mismo castigo en el lugar de sus crímenes, cuando la policía intentaba una reconstrucción de hechos. En ninguno de los dos homicidios “legales” hubo castigo para los criminales con placa, quienes simplemente tomaron la ley en sus manos.
Como ya le informé en pasado número de este suplemento, amable lector, Luis Romero Carrasco mató por dinero en la colonia Peralvillo (calle Matamoros) a sus tíos, a una sirvienta, a una niña y al perico, en el año 1928. El posteriormente denominado “Chacal de Tacubaya”, Santiago Rodríguez Silva, asesinó en 1934 a las señoras Juana Castañeda, Estela Heredia y María Teresa Pulido por causas que permanecen en el misterio.
Luis Esparza, entonces jefe de la sección de Identificación en Tacubaya, estaba seguro que Rodríguez Silva no actuó solo. Decía que “dadas las pequeñas dimensiones de la pieza que servía de dormitorio a las mujeres, donde apenas podían moverse a causa del modesto mobiliario, al ser atacadas por el exsoldado, cualquiera de ellas habría pretendido escapar por la azotehuela, cosa que fácilmente hubiese logrado de no habérselo impedido alguna otra persona”.
Si ha de creerse a Rodríguez Silva cuando dice que sólo tomó de la caja de la peluquería los 12 pesos y cincuenta centavos que le correspondían por su semana, ¿quién se llevó entonces las dos alcancías y la petaca que estaba sobre la silla cercana a la cama y se llevó los ahorros de la familia Heredia?, preguntaba el funcionario. También había monedas de un peso tiradas en el piso del escenario de la tragedia, ¿quién las abandonó?, inquiría el investigador. Explicó en su oportunidad que el lote 80 de las calles de Patriotismo daba a un corral que llegaba hasta las calles Martí; primero estaba la peluquería, con su banca, tres sillones, lavabo... en otro cuarto trasero -con puerta al corral- aparecía un cajón con trastos, un anafre, el lavadero, una mesa y el excusado; por ahí se entraba a la recámara de las mujeres.
La persona que descubrió los cuerpos se percató que el radio estaba funcionando; a la izquierda se veía el bracero, con una tortilla medio quemada y una olla con restos de café negro; el loro sobreviviente estaba agazapado en medio de unos muebles, cerca de la ventana que da a la recámara; se afirmaba que cuando lo rescataron los vecinos, el animalito “temblaba como si hubiera podido darse cuenta de lo sucedido”.
Al frente de la puerta estaban los cadáveres de la madre y hermana de Heredia, y en la cama, tendida en semiflexión, María Teresa. Al pie del mueble se veían los zapatos de la infeliz muchacha, “prueba inequívoca de que ella se había cuando menos recostado para descansar, pues las cobijas del lecho estaban intactas, no se notaba que hubieran servido para cubrirse con ellas”, concluyó Luis Esparza.
Según las primeras averiguaciones, el triple crimen se cometió el 22 de abril de 1934, a partir de las 22:00 horas, aproximadamente.
Tras dar muerte a las tres mujeres, Santiago Rodríguez Silva huyó hacia Guanajuato y fue arrestado por investigadores locales. A las 12:30 horas del 29 de abril de 1934, declaró ante el agente del ministerio público, Ladislao Aguilera Gallardo, en la Inspección de Policía de la ciudad de León, y dijo tener 28 años de edad, ser soltero, de oficio peluquero, originario del Mineral de Providencia, municipio de Ciudad González, Guanajuato. Comentó que sabía leer y escribir “un poco” y que desde 1931 vivió con la familia formada por Juana Castañeda y sus dos hijos, David y María Estela Heredia Castañeda; que se unió con la familia en la ciudad de Maravatío, Michoacán, unos cuatro meses antes, pero partieron a la ciudad de México a buscar trabajo.
El empleo lo encontró el declarante en una peluquería y David en una zapatería. Primero, la familia se hospedó en Martín del Campo 48, colonia Moctezuma, domicilio de una prima del sedicente, de nombre Sofía Ángel Silva. Luego, el de la voz ingresó al Ejército; desertó, poniéndose a trabajar como oficial en la peluquería “La Pompeya”, situada en la primera calle de San Miguel.
Finalmente fueron a dar a la colonia Escandón, perímetro de Tacubaya, en la calle de Patriotismo 80, donde el declarante montó una peluquería a la que pusieron por nombre “La Flor de Oaxaca”. En noviembre de 1933, su amigo David Heredia llevó a la casa a la señora María Teresa Pulido, con quien hacía vida marital, “yo nunca requerí en amores a la amasia de David, pero sostenía relaciones amorosas con su hermana, María Estela Heredia”, dijo el declarante.
Desde el principio este romance fue lícito, pero a últimas fechas el declarante insistía con su novia para que tuvieran relaciones sexuales, a lo que se negaba, pero a fines de febrero accedió e hicieron el amor en la misma casa, ya que “le había prometido matrimonio”. No volvieron a intimar y el domingo, 22 de abril de 1934, el exsoldado trabajó todo el día en la peluquería y luego se fueron sus ayudantes Efrén Prado Marcos y Leonardo Torres.
En Patriotismo 80 quedaron la señora Juana Castañeda, su hija María Estela y María Teresa Pulido; David tenía empleo como velador y aquel domingo salió como a las 8:00 de la noche. Salieron a dar un paseo las mujeres y el peluquero se quedó solo; como a las 21:00 horas regresaron las mujeres. El exmilitar preparaba un poco de café con leche; la radio estaba encendida y dejaba escuchar la voz grave de un locutor...
Aclaró luego que entre 8:00 y 9:00 de la noche tomó mezcal que había encargado. Decidió llamar a María Estela, su prometida y, como no salía, entró al cuarto y le reclamó porque había rumores en el sentido de que la joven sostenía relaciones ilícitas con su hermano David.
Entonces salieron Juana y María Teresa, mientras María Estela reclamaba airadamente las ofensivas palabras del exsoldado, quien le pidió que “no levantara la voz”. De pronto, María Estela lo agredió, rasguñándolo en un hombro con “algo que traía en la mano”; más tarde entraron la señora Castañeda y su nuera. Juana tomó un cuchillo para agredir a Santiago y logró herirlo en la mano derecha, en tanto que María Teresa intentaba golpear con un tubo al peluquero.
En unos momentos todo se volvió confuso, dijo el exsoldado y les pegó con una navaja de barbero que portaba para defensa propia; las tres cayeron con rapidez, casi eran cadáveres cuando se desplomaron encima del declarante, quien pudo liberarse para llegar a la azotehuela, donde se lavó las manos y curó sus heridas; como tenía su ropa manchada, se cambió y se fue del lugar. Luego se presentó en el domicilio de su amigo Nicolás, quien vivía en calle Comercio 114, en la misma colonia Escandón y, tras tomar un taxi, fue a Tlalnepantla, donde abordó el tren para Salamanca, a donde llegó a las 5:00 de la tarde del día 23. Durante horas buscó empleo en las peluquerías de sus antiguos patrones, sin preocuparse demasiado por la persecución policiaca que iba a desatarse.
Al ser traído al Distrito Federal, el último día de abril, Santiago Rodríguez Silva, “El Chacal de Tacubaya” o “El Matador de Mujeres”, fue visto por su examigo David Heredia, quien trató de matarlo, haciéndose justicia por su propia mano.
Desde Tula, apretados racimos humanos esperaban el tren en que viajaba el ya célebre multiasesino, para amenazarlo y agobiarlo a maldiciones. Ya frente a la Jefatura de Policía, se confundían las voces de curiosos y policías, de reporteros y fotógrafos. En la calle Revillagigedo lo insultaron, pero el multihomicida no daba muestras de estar asustado ni arrepentido. Una mujer quiso lastimarlo con las uñas, David Heredia quería ahorcarlo: ¡Déjenme matar al asesino de mi madre!, gritaba a los policías.
En una mazmorra le fueron mostradas las fotografías de sus víctimas; Rodríguez Silva vio con indiferencia aparente las imágenes. Una vez en su celda, se dejó caer en un camastro y quedó momentáneamente reflexivo. Después se dio a pasear como fiera enjaulada y, cuando pidió un poco de alimento a una mujer con una canasta llena de víveres, la señora respondió: “Te voy a dar un taco... pero de veneno, desgraciado”.

Buen corresponsal
Armando González Tejeda era corresponsal de LA PRENSA en Guanajuato y logró localizar al multihomicida en León, gracias a tenaces investigaciones. Relataba que con la foto del buscado criminal y en compañía del detective José Rentería, recorrió las peluquerías y ya desmayaban en su empresa, cuando llegaron al establecimiento de don Flavio Aranda, en la céntrica calle Hidalgo. El peluquero reconoció al prófugo, porque trabajó con los Aranda en enero de 1934. Y la señora Catalina, nuera de don Flavio, dijo que el señor de la foto “está aquí, va a volver a trabajar con nosotros”. Por cierto, comentó la mujer, “Santiago no sabía que mi esposo falleció hace dos meses y parece que la noticia le apenó mucho”...
El prófugo vivía por una zona denominada Los Tinacos. Un niño recordó que Santiago llevaba una mano vendada, “como si se hubiera cortado”. Entonces se avisó a la Jefatura de Policía y los agentes Francisco Krauss Morales y Eduardo del Prado Romay llegaron a Guanajuato para colaborar en la búsqueda del exmilitar. No tardaron mucho los policías en arrestar al guanajuatense, con los datos originales aportados por el entonces corresponsal de LA PRENSA, Armando Tejeda González...

martes, 15 de junio de 2010

Los mexicanos y extranjeros más buscados por el FBI

• (FBI ofrece una recompensa de 100 mil dólares a quien de información que conduzca a la aprehensión de Eduardo Ravelo)

• Los mexicanos y extranjeros más buscados por el FBI: Eduardo Ravelo, Osama Bin Laden y Joe Luis Sáenz se encuentran en la lista. Existen recompensas millonarias a cambio de información que facilite su captura

Por: Lidia Arista
2010-06-13

La Oficina Federal de Investigación (FBI) estadounidense presentó los nombres de los diez criminales más buscados. El llamado "listado más temido" se elaboró por primera vez en 1949, después de que un periodista de la agencia International News Service pidiera al ex director del FBI, J. Edgar Hoover, una relación de los individuos "más duros" que estaban persiguiendo en esos momentos.
El subdirector de la división de operaciones internacionales del FBI (Federal Bureau of Investigation, por sus siglas en inglés), Sean Joyce, afirmó que México es el país que más ha contribuido en la localización y detención de prófugos, al contribuir a la captura o localización de 15 sujetos, publicó El Universal.

Los más buscados por el FBI


James J. Bulger. Se le acusa de 19 asesinatos, extorsión, lavado de dinero y tráfico de drogas. Su paradero se desconoce; sin embargo, el FBI considera que está armado y que es extremadamente peligroso.
Bulger es aficionado a la lectura y le interesa la historia. Se sabe que frecuenta bibliotecas y sitios históricos. Es posible que tome medicamentos para el corazón y mantiene su buen estado físico caminando por playas.
Como recompensa se ofrece hasta dos millones de dólares por información que ayude a su captura.


Eduardo Ravelo. Este mexicano es acusado de ser el líder de una pandilla que opera desde Ciudad Juárez, en Chihuahua. También es señalado de lavado de dinero, posesión de cocaína y distribución de marihuana.
Entre las observaciones que detalla el FBI, se menciona que existe la posibilidad de que Ravelo se haya hecho una cirugía plástica (tal y como se menciona en el video) y alterado las impresiones dactilares, con el objetivo de no ser capturado. Se ofrece hasta 100 mil dólares como recompensa a quien brinde información que conduzca directamente a la aprehensión de Eduardo Ravelo.


Juan García Ábrego. Fue el primer líder del narcotráfico que apareció en la lista del FBI. El ex jefe del cártel del golfo fue capturado el 14 de junio de 1996, pero fue colocado en ese sitio desde 1986 por delitos contra la salud, específicamente por introducir toneladas de cocaína y mariguana de México a Estados Unidos. De acuerdo al sitio Time, es considerado como uno de los hombres más peligrosos del planeta.


Osama Bin Laden. Es acusado de conspirar el ataque contra las embajadas de Estados Unidos, en Tanzania y Kenia. También es considerado el autor intelectual de diversos ataques terroristas alrededor del mundo.
El Programa de Recompensas por Justicia del Departamento de Estado ofrece 25 millones de dólares por información que conduzca directamente al arresto o condena del fundador de la red terrorista Al Qaeda, grupo al que se le imputan diversas teorías de la conspiración, algunas son mencionadas en este video.
Por su parte, la Asociación de Pilotos de Aerolíneas y la Asociación de Transporte Aéreo ofrecen en conjunto una recompensa de 2 millones de dólares.


Joe Luis Sáenz. Originario de California, Estados Unidos, a este criminal se le acusa de violación, asesinato, secuestro y quebrantamiento de la libertad.
De acuerdo a información publicada en la página del FBI, Sáenz disparó y mató a dos miembros de una pandilla rival en su ciudad de origen. Casi dos semanas después, el 5 de agosto de 1998, Joe Luis secuestró, violó y asesinó a su novia. A decir de él, en 2008 mató a su cuarta víctima.
Se ofrece una recompensa de hasta 100 mil dólares a quien brinde información que coopere en su captura.


Robert William Fisher. Posee tres cargos de homicidio; su esposa y dos hijos. Se le acusa de haber incendiado su casa en Scottsdale, Arizona. Se desconoce su paradero, aunque se sabe que posee amistades en Nuevo México y Florida.
Considerado un criminal peligroso y que se encuentra armado. El FBI ofrece 100 mil dólares como recompensa para quien brinde información que ayude en su captura.


Víctor Manuel Gerena. Ha figurado en la lista del FBI por más de 10 años. Se le acusa de robo a sucursales bancarias a mano armada.
Gerena trabajaba en 1983 como guardia de seguridad de Wells Fargo, la cual recolectaba dinero en el área de Connecticut. El día del robo, la empresa había recogido 4.9 millones de dólares de la Reserva Federal y más de 3 millones de dólares en otra ronda, en la cual participó directamente.
Víctor Manuel tomó a dos empleados de seguridad como rehenes, los ató y les colocó esposas para después inyectarles una sustancia que los dejó inconscientes. Actualmente, se ofrece un millón de dólares para quien proporcione información que ayude a su captura.


Glen Stewart Godwin. Se le busca por escapar en 1987 de la Prisión Estatal de Folsom, en California, donde cumplía una condena larga por asesinato. Ese mismo año fue detenido en Puerto Vallarta por el cargo de narcotráfico, pero cuatro años más tarde se fugó. Existe una recompensa por un millón de dólares a quien proporcione información que ayude a su captura.


Alexis Flores. Es un fugitivo hondureño buscado por el secuestro y asesinato de una niña de cinco años, Iriana De Jesús, en la ciudad de Filadelfia, Pensilvania, en el 2000. Flores es el fugitivo número 487 y figura en la lista del FBI de los diez fugitivos más buscados. Se ofrece un millón como recompensa por su captura.


Jason Derek Brown. Es buscado por homicidio y robo a mano armada en Phoenix, Arizona. De acuerdo a las autoridades, en noviembre de 2004, Brown disparó y mató a un guardia de un carro blindado fuera de una sala de cine, para luego escapar en una bicicleta con 56 mil dólares, en un bolso. La recompensa por información que lleve a su captura es de 100 mil dólares.

martes, 8 de junio de 2010

¿Y dónde quedó la pistola?


JESÚS TOLEDO

Inconsistencias, influencias, apadrinamiento y un pésimo trabajo fue el malestar que causó una movilización policiaca, después de que una persona reportó al número de emergencias a unos sujetos que al parecer lo “acechaban” con la intención de asaltarlo.
Walter Martínez Moreno, “Taxista Vigilante”, declaró ante las autoridades y medios de comunicación que arreglaba los desperfectos de la alarma de su taxi, un Nissan Tsuru, con placas de circulación 44-83-BHE y número económico 2415, cuando vio que dos sujetos se estacionaron detrás de él, y que uno de ellos lo señaló y se le acercó, aunque no hizo nada y se retiró.
El chafirete mencionó que llamó al número de emergencia y reportó lo que había ocurrido. Unos minutos después, se acercó una patrulla y dijo que en vez de que fueran tras los ladrones, trataron de detenerlo. Walter, al ver lo que ocurría, se refugió en su casa.
Cuando la policía se aglomeró afuera de su domicilio, dijo que había dejado su cartera dentro del taxi con mil pesos que supuestamente “desaparecieron” por culpa de los uniformados.

LA VERSIÓN DE LA POLICÍA

Para las 3:40 de la tarde de este domingo 6 de junio, autoridades policiacas acudieron a la 2ª Norte entre 13ª y 14ª Oriente, del barrio Hidalgo, donde habían reportado a unos sujetos al parecer armados.
Cuando la primera patrulla llegó al lugar, un policía que iba dentro de la unidad aseguró que vio a Walter Martínez y a otro individuo introducirse a su domicilio, pero en el transcurso “se les cayó una pistola” que quedó en su poder.
Los agentes aseguraron que Walter Martínez y Mauribel Gutiérrez Cruz estaban dentro del domicilio marcado con el número 1434, y que en su poder tenían una “fusca”.
Todo se había tranquilizado y la policía había rodeado el lugar, pero de manera sorprendente una funda cayó al domicilio vecino de Walter y nadie supo quién la aventó.
Como los gendarmes no podían entrar, llamaron a un agente del Ministerio Público para que de manera legal penetrara. Cuando de manera voluntaria Walter cedió a que entraran a revisar, los policías lo revisaron con el detector de armas GT-200.
Mientras esto ocurría, Mauribel llamó a un amigo “influyente” y aparte trató de convencer al Ministerio Público que todo estaba bien.
El Ministerio Público, en presencia de las autoridades, entró y revisó el lugar y únicamente encontró una pistola de diábolos.

APADRINAMIENTO

Cuando todo parecía acabar, el grupo especial de la Policía Estatal Preventiva (PEP) llegó al domicilio sin que fuera enviado por un alto mando, y en vez de que empezara a indagar sobre los hechos, el policía segundo Francisco Ramírez Gómez saludó a Mauribel Gutiérrez con un “amistoso apretón de manos” y le preguntó si todo estaba bien.
Los agentes de la PEP que habían sido enviados al lugar, se molestaron con el grupo porque ellos ya trabajaban en el caso y fueron sobrepasados por el comando táctico, que era amigo de otro policía que conocía a Mauribel.
Como si fuera una autoridad máxima, Francisco Ramírez habló con el Ministerio Público y con la parte agraviada para darle momentáneamente una solución a los hechos.
Entonces, ¿dónde quedó el dinero del taxista?, ¿de quién era la funda de la pistola?, ¿existía la pistola que decía la policía?, ¿qué papel jugó el oficial de la PEP y conocido de uno de los agraviados? Estas inconsistencias tendrán que ser resueltas por la Policía.